En un emocionante anuncio reciente, el Papa Francisco reveló que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se llevará a cabo en Corea del Sur en el año 2027. Esta noticia ha sido recibida con gran entusiasmo en la comunidad católica de Corea del Sur, y el arzobispo de la capital, Peter Chung Soon-taick, ha compartido sus reflexiones sobre este acontecimiento que se perfila como una oportunidad única para la Iglesia en Corea y para los jóvenes católicos de todo el mundo.
Esta próxima Jornada Mundial de la Juventud marcará el regreso de este evento a Asia después de 32 años, siendo la última ocasión en Manila, Filipinas. El Papa Juan Pablo II fue el visionario detrás de la JMJ, y su legado se continúa con esta elección de Seúl como sede. La experiencia de la JMJ en Manila, con millones de jóvenes asistiendo a la Misa de envío y una participación masiva en el parque Rizal, se mantiene viva en la memoria colectiva.
El arzobispo Chung destacó que este evento será más que un encuentro religioso; será un momento de gracia y una oportunidad para reactivar la pastoral juvenil en la Iglesia. Reconociendo la disminución del número de jóvenes asistentes a las iglesias en Corea del Sur debido a la baja tasa de natalidad, el arzobispo enfatizó que la JMJ podría ser un proyecto unificador que empodere a los jóvenes, haciéndolos protagonistas en la misión de compartir los valores del Evangelio en la sociedad contemporánea.
El catolicismo en Corea del Sur tiene una historia única de origen. A diferencia de muchas otras regiones, la primera evangelización del país fue impulsada por la iniciativa de laicos. Más de dos siglos atrás, los laicos estudiosos establecieron contacto con textos religiosos occidentales y abrazaron el catolicismo como una religión en lugar de una mera literatura. Esto llevó a la difusión de la fe católica en Corea, incluso en medio de persecuciones gubernamentales.
El arzobispo Chung también compartió su propia experiencia en la JMJ de Lisboa y cómo el evento unió a jóvenes de diferentes culturas y lenguajes en una comunidad global de fe. Al mirar hacia la JMJ de 2027 en Seúl, expresó su esperanza de que esta experiencia se repita y que los jóvenes, independientemente de su origen, puedan encontrar unidad en Cristo.
En términos prácticos, el arzobispo mencionó la importancia de la colaboración y el voluntariado en el éxito de la JMJ. Inspirado por la dedicación de los voluntarios en Lisboa, espera involucrar a personas de todas las edades en Corea como voluntarios para garantizar el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud en 2027.
La elección de Corea del Sur como sede de la JMJ es significativa no solo para la Iglesia católica en el país, sino también para toda Asia. El arzobispo cree que este evento será una fuente de alegría y unidad para todos los pueblos asiáticos, y espera que la Iglesia en Corea pueda trabajar en colaboración con otras religiones y países vecinos para compartir esta experiencia.
Finalmente, el arzobispo Chung extendió una cálida invitación a los jóvenes de Corea y del mundo entero para unirse en la preparación de la próxima JMJ. En un esfuerzo por revitalizar la pastoral juvenil, considera que esta Jornada Mundial de la Juventud será una oportunidad para que los jóvenes se conviertan en líderes tanto en la Iglesia como en la sociedad.
En resumen, la elección de Corea del Sur como sede de la Jornada Mundial de la Juventud en 2027 es un momento de gracia y esperanza para la Iglesia católica en el país y en toda Asia. El arzobispo Chung ve esta oportunidad como un medio para fortalecer la pastoral juvenil y empoderar a los jóvenes para que se conviertan en líderes en su comunidad y sociedad. Con un llamado a la colaboración y al voluntariado, espera que este evento sea un éxito y una experiencia unificadora para todos los jóvenes que se unirán en este emocionante viaje de fe.